
En Los sonidos del fuego (1968) Luis Fayad enmarca sus personajes en el escenario anterior al tránsito urbano. El pueblo es el universo de la acción, plagados de nostalgia y desesperanza los cuentos acá reunidos son la premonición de las circunstancias que encontrarán en su dolorosa travesía hacia la ciudad reflejado en Olor a lluvia (1974). Son estos inmigrantes rurales que a partir de la década de los años 50 del siglo XX, marginados por las dinámicas sociales y económicas, los personajes centrales de estos cuentos. Son sus sueños, fracasos y conflictos personales a través de los cuales Fayad refleja el conflictivo tránsito a la modernidad y sus promesas no cumplidas.
En Una lección de vida (1984) la nostalgia por el pasado es dejada atrás y son los conflictos de una clase media golpeada por recurrentes crisis económicas en las que se enmarcan los cuentos acá reunidos. El constante desengaño de sus personajes frente a su impotencia por sobrellevar los conflictos cotidianos revelan el estado social del país de finales de la década de los setenta y comienzos de los ochenta.
